"Estar completamente vivo supone respirar profundamente, sentir realmente y moverse con libertad"
"Los
estados psíquicos, anímicos y físicos están perfectamente
ensamblados y acoplados. Cuerpo, alma y espíritu, considerados de
forma aislada son sólo esquemas mentales creados por el pensamiento
humano ya que, en realidad, pertenecen a una misma unidad. El término
“Atman” es una palabra hindú que también tiene su
correspondencia en las lenguas indoeuropeas. Por ejemplo, en alemán
“atmen” significa respirar. Y tanto en griego como en latín o
hindú, significa “aliento”, “espíritu”, “alma”.
“Neuma”
en griego quiere decir “respiración”, “soplo”, “aliento”,
“espíritu”.
Y
en la Biblia Dios crea al hombre tomando una masa de barro y en la
que de un soplo le infunde el espíritu y, de esa forma, la vida. Es
significativo que los griegos situaran la sede del alma en el
diafragma, el músculo que realiza los principales movimientos
respiratorios.
La
mera observación de estas aclaraciones lingüísticas nos pone de
manifiesto la mutua relación que existe entre respiración y vida.
Por consiguiente se produce un paralelismo entre el no poder
respirar, con la ausencia de vitalidad; entre el respirar mal y la
pérdida de la capacidad de experimentar sensaciones.
A
través de la respiración comprobamos si bloqueamos o estrechamos el
paso al aliento o si, por el contrario, disponemos de suficiente
espacio respiratorio (de suficiente espacio vital); si dejamos
que el aliento fluya por nuestro cuerpo y si permanecemos en un
continuo intercambio con el mundo que nos rodea.
Por
consiguiente, podríamos añadir: “Muéstrame cómo respiras y te
diré quien eres, cómo te sientes y cómo te comunicas con tu
entorno”, pues la respiración es el reflejo de nuestro estado
general.
Estar
completamente vivo supone respirar profundamente, sentir realmente y
moverse con libertad; es decir,
dependiendo de cómo respiremos estaremos dentro del ámbito de lo
vivo o de lo inanimado.
La
respiración ocupa un lugar especial entre los procesos corporales
sobre los que apenas se puede influir deliberadamente; transcurre de
forma inconsciente y automática, aunque se le puede dirigir de forma
consciente y deliberada y, por tanto, es una puerta hacia el sistema
neurovegetativo, hacia los trastornos que se produzcan en éste, así
como hacia innumerables alteraciones del cuerpo.
Del
mismo modo que la respiración influye sobre nuestro estado anímico,
también se produce una considerable influencia a la inversa. Así,
según estemos alegres, enfadados, tristes o deprimidos, la
respiración se verá estimulada o frenada, será más profunda o
superficial. “No hay otro sistema que reaccione ante lo
písquico de forma tan sensible como la respiración”
(Rossier/Wiesinger).
Los
efectos de las influencias psíquicas y anímicas sobre la
respiración se manifiestan especialmente en las alteraciones del
tono de los músculos respiratorios y, en particular, en el tono del
diafragma; como consecuencia de ello se produce, asimismo, una
alteración en el ritmo respiratorio.
Por
esta razón a menudo se insertan la práctica y terapia respiratorias
en la psicoterapia moderna. Una persona que tenga miedo encogerá el
pecho de forma involuntaria y, del mismo modo, al experimentar un
susto repentino contiene la respiración. Cuando uno permanece mucho
tiempo sentado llegará un momento en que no respire correctamente y
se volverá una persona cansada y aburrida. Y cuando el
aliento no fluye por el cuerpo uno se siente falto de vitalidad, y a
menudo deprimido. Cuando uno
trata de ejercer control sobre los sentimientos, lo que consigue es
retener la respiración profunda. La armonía interior y la fuerza
vital se logran a través de una respiración profunda y completa,
pues los procesos anímicos se armonizan mediante el estímulo, el
“dejar hacer”, y la profundización de la respiración natural. A
menudo se vuelven a soltar sentimientos y emociones reprimidas con
respiraciones rápidas y profundas, al abrirse la garganta y otros
conductos respiratorios. Por ello, cuando se produce una alteración
o carencia respiratoria se ha de pensar que puede estar motivada o al
menos relacionada, con alteraciones anímicas. Tanto Reich como
Lowen, en sus teorías sobre la Terapia y Bioenergética,
respectivamente, dan una enorme importancia a la correcta
respiración. “Solo a través de una respiración intensa
y profunda se reune la energía para llevar a cabo una vida interior
plena”.
Por
otro lado, en la respiración encontramos nuestro mejor medio de
comunicación, ya que sólo con su ayuda tiene lugar el intercambio
metabólico entre el interior y el exterior, entre el dar y el tomar.
En
numerosas religiones asiáticas la respiración está considerada
como una vía de comunicación con el cosmos."
Aprende
a respirar.
Hiltrud
Lodes.